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Desde el primer fotograma de “Saw”, el espectador se enfrenta a lo desconocido: dos hombres se despiertan encadenados a la pared de un lavabo subterráneo, lo único que saben es que uno de ellos debe matar al otro antes de ocho horas o ambos morirán.
Esta película, de trama intrincada y final sorprendente, constituye una intensa y compleja incursión en el suspense, con un tratamiento visceral y asombrosamente humano del terror que ha hecho estremecer al público en todos los lugares en los que se ha estrenado.
En “Saw”, todas las víctimas deben afrontar una elección horrible de la que depende su vida, un hombre sólo puede librarse de morir enterrado en vida escapando a través de una red de alambre cortante, una mujer debe matar a otro hombre para poder liberarse de una carcasa metálica programada para arrancarle la mandíbula, etc.
Estos juegos, orquestados por un asesino conocido únicamente como Jigsaw («rompecabezas»), elevan a “Saw” por encima de las andanzas de los asesinos en serie típicos de las películas y aportan una inesperada nota macabra a la persistente atmósfera de terror de este thriller.